miércoles, 19 de junio de 2013

Crítica del cortometraje "FIN"

DIRECCIÓN: Gabriela Martí
AÑO: 1998
GUION: Leeorah Betan, Patrick Burns
FOTOGRAFÍA: Edward Mattson
MÚSICA: Jesse Selengut, Branden Cox, Emily Fairey, Noah Hoffeld
DURACIÓN: 8 min.
REPARTO: Jennifer Jones, Marilyn Lucchi, Amy Whitehouse, David Porras


FRIALDAD Y VALOR

Fin nos sitúa en el último día de vida de una anciana que reside en un centro de mayores. La peculiaridad de éste cortometraje es el sentido retrospectivo de narrar las últimas vivencias de la protagonista, comenzando desde su final, y que nos va mostrando poco a poco el por qué de su muerte. Una hija que recoge a su madre por la mañana para sacarla a pasear y pasar los últimos momentos con ella. Ya en el parque, se dispone a darle el almuerzo a su madre, en el cual vierte una sustancia que nos revela la causa de la muerte. Éste gesto nos plantea un acercamiento al interminable debate de la eutanasia. Una anciana que se encuentra muerta en vida, pasa los días encerrada en su habitación, con extremada delgadez y aparentes problemas de salud que se reflejan en su rostro, ni siquiera parece reconocer a su hija en todo el cortometraje. ¿Está siendo salvada por su hija o condenada?

Todo esto observado por la mirada inocente de una inocente niña en el parque, el contrapunto a la vejez, las distintas etapas de la vida se relacionan en un parque con un tono verde que parece resaltar la esperanza que han perdido la madre y la hija.

Los tonos blanco y negro, presentes en el inicio y el final del cortometraje, reflejan el estado de la anciana y transmiten de una manera muy sutil cómo son los sentimientos de éste personaje, muerto al comienzo del cortometraje, y aún con vida al final de éste.


Sin lugar a dudas, una propuesta muy sugerente que nos plantea el debate entre la vida y la muerte de una manera y punto de vista diferente.


domingo, 16 de junio de 2013

Crítica El Resplandor

EL RESPLANDOR


Título original: The Shining
Año: 1980
Duración: 146 min.
País: EE.UU
Director: Stanley Kubrick
Guión: Stanley Kubrick & Diane Johnson (Novela: Stephen King)
Música: Rachel Elkind & Wendy Carlos
Fotografía: John Alcott
Reparto: Jack Nicholson, Shelley Duvall, Danny Lloyd, Scatman Crothers, Barry Nelson, Philip Stone, Joe Turkel, Lia Beldam, Billie Gibson, Barry Dennen, David Baxt, Manning Redwood, Lisa Burns, Louise Burns, Alison Coleridge, Norman Gay.
Productora: Warnes Bros Pictures/ Hawk Films/ Peregrine
Género: Terror/ sobrenatural/ drama psicológico




LOS FANTASMAS DE KUBRICK


Cuatro años fueron los que separaron las producciones La naranja mecánica (1971) y Barry Lyndon (1975, ambas de Stanley Kubrick). Tras su última producción, el director se demora cinco años más para llevar al cine su obra de culto The Shining, adaptación de la novela homónima de Stephen King, un escritor de terror a quién el éxito ya había sonreído después de la adaptación de Carrie a la pantalla.





Stanley buscaba un tema cercano al género de terror, concretamente  a los seres que regresan del más allá. Se interesó por la novela The Shadow Knows, de la que luego fuera su coguionista Diane Johnson.

Tras encontrar la novela perfecta, el director artístico Ray Walker se pasó durante meses fotografiando lugares que inspiraran a la creación de los decorados por toda América. Tras la elección de la actriz principal, Shelley Duval, y la finalización del guión, Stanley empleó doce meses en preparar los decorados de la película.

Se trata de una obra que tiene muchos análisis diferentes, tantas lecturas como espectadores tiene. La multitud de temas almacenados en ella hacen de la película una pieza difícil de analizar.

Stanley uso el discurso cinematográfico y las ventajas que le permitían las imágenes para lanzar mensajes subliminales al espectador. Sobre éste tema se ha especulado mucho, pero nada se puede afirmar, ya que Kubrick desveló algunas pistas, pero se llevó a la tumba las verdaderas referencias que hacía su obra.

En el documental Room 237 (2012, Rodney Ascher) se desvelan algunas de las claves y de las conclusiones a las que los críticos y analizadores de la obra han llegado. Stanley Kubrick acudió a publicistas especializados en publicidad subliminal para que le enseñaran la técnica de construcción de éste tipo de mensajes prohibidos.

Las conclusiones más importantes a las que llegan los análisis sobre la película hacen referencia al interés de Kubrick por tratar de manera subliminal temas como el holocausto nazi en 1942, el holocausto indígena de América, o el supuesto alunizaje del Apolo 11 el 20 de julio de 1969, y su vinculación con Stanley Kubrick como responsable del rodaje de ésta llegada al planeta lunar. Muchas más son las interpretaciones que los espectadores hacen de la película, pero nada está perfectamente constatado por responsables de la realización de la obra cinematográfica, sin embargo, los temas que hemos citado anteriormente son los más destacados y evidentes en las imágenes que Kubrick nos muestra. Éstos temas se materializan en distintos símbolos de la película relacionados entre sí, como por ejemplo la utilización estratégica de los números, o los elementos que quedan en un segundo plano en los decorados o los colores y las formas, que también toman un papel relevante en la interpretación de los símbolos.

El director elevó el cine de terror a convenciones de géneros codificados a los que otorgó intelectualidad como nunca antes se había visto en el cine norteamericano. Para los admiradores de la novela original, la película destrozó la esencia original de la obra literaria, debido a modificaciones que el cineasta neoyorquino introdujo en su guión, alterando el sentido fantástico que poseía el libro. El alcoholismo de Jack Torrance y la sensibilidad extrasensorial del pequeño Danny si coinciden tanto en la novela como en la película.



El cineasta huye de las convenciones del cine de terror rodando la mayoría de las escenas más terroríficas a plena luz del día, o en decorados perfectamente iluminados. Su escepticismo acerca de los temas sobrenaturales quedan latentes en la puesta en escena. La fuerza del más allá se manifiesta como producto de la mente de Jack y su problema con el alcohol y su locura, o los fantasmas de Danny, fomentados por sus fantasías infantiles.

En la versión de Stephen King, se describe el proceso que conduce a una familia residente en un hotel durante el invierno, aislados por la nieve, a darse cuenta de que entre los muros del lujoso hotel se manifiestan los diabólicos espíritus de los antiguos inquilinos del mismo.
Sin embargo, en la versión de Stanley Kubrick, nos muestra la crisis de un matrimonio, el proceso de transformación paranoica de Jack, por el cual ve o cree ver a los fantasmas del hotel Overlook, y éstos le conducirán a intentar asesinar a Wendy y a su hijo Danny para quedarse eternamente en ese lugar.

La Warner y el cineasta ya habían elegido a Jack Nicholson para este proyecto, les habían gustado mucho sus interpretaciones en Alguien voló sobre el nido del cuco (1975, Milos Forman) y Chinatown (1974, Roman Polanski), aunque otros grandes nombre como Robert De Niro o Harrison Ford también recibieron una copia del guión.



El papel de Danny Torrance, el pequeño Danny Lloyd, elegido entre varios miles de candidatos, y la actriz Shelley Duval ya había sido elegida para encarnar a la protagonista junto a Jack Nicholson.

 Algunas anécdotas dejan entrever los métodos del cineasta para sacar lo mejor de sus actores, como el maltrato psicológico que usó con insultos hacia la actriz principal durante todo el rodaje para ayudar a moldear su personaje, llegando ésta a comportarse de manera insegura y temerosa, o la repetición casi 60 veces de la escena de las escaleras en la que Jack persigue a Wendy, a fin de plasmar en Jack Nicholson el verdadero agotamiento en forma de locura o ira. Todos estos métodos tan poco ortodoxos consiguen la verdadera intención del director, una interpretación magnífica de los actores principales, sobre todo de Jack, llegando a encarnar el estado de locura del personaje de una manera tan real que su cara y sus frases han trascendido en la historia del cine de terror.





Stanley Kubrick refleja en el personaje de Jack Torrance sus propios fantasmas, como su problema con el alcohol, su adicción a la cocaína, la separación de una familia a causa de sus malas costumbres, su supuesta colaboración en el alunizaje del Apolo 11, etc.

Para la escritura del guión, el cineasta junto a Diane Johnson leyeron trabajos de Sigmund Freud y Bruno Bettelheim para preparar la naturaleza psicológica de la película, así como las numerosas referencias a los cuentos infantiles para incrementar la perversidad del relato.

El rodaje se inició el 2 de mayo de 1978. Se habían previsto 17 semanas de rodaje, que se prolongaron a 27. Técnicamente, la película cuenta con grandes planos arriesgados y poco convencionales para la época. Cabe destacar que el director contó con la steadycam, inventada por Garret Brown, al que Kubrick contrató para manejarla, y con la que consiguió planos de seguimiento limpios de vibraciones, como los de Danny con su triciclo por los pasillos del hotel Overlook, o los de la persecución de Jack a su hijo Danny en el laberinto. Los planos aéreos de apertura del film también son muy sugerentes, aunque se detectan algunos errores, como la sombra del helicóptero proyectada en el plano.



La banda sonora consigue coordinar con la imagen y la narrativa para provocar en el espectador la tensión que busca el director con relativa facilidad. Stanley Kubrick decidió encargarse él mismo de elegir las voces de doblaje en todos los idiomas, haciendo así uso de su obsesivo  perfeccionismo, En España, el doblaje fue dirigido por el cineasta Carlos Saura, quien recibió malas críticas al estreno de la película.

La secuencia temporal y espacial que plantea el film propone una estructura similar a Lolita (1.962). Unos rótulos dividen el film en diversas partes que en un principio son oportunas. “La entrevista” y “Día de cierre”; tras éstos, nos sumerge en una dinámica cronológica con un ritmo progresivo: “Un mes más tarde”, “Martes”, “Jueves”, “Sábado”, “Lunes” y “Miércoles”, finalizando con “8 de la mañana” y “4pm”



El controvertido cineasta creó con The Shining una obra de culto, objeto de multitud de  estudios subjetivos de su variada temática, una idea que seguramente estuviese en la mente del director desde que se encontraba en la fase de guión. Para unos una pieza esencial de estudio en la historia del cine, para otros una simple película de terror, lo cierto es que Kubrick quiso experimentar el rodaje de un film con temática de thriller, alejándose de las convenciones que éste proponía, e introduciendo su sello personal, apostando por un miedo más psicológico que visual, e introduciendo cantidad de temas relacionados con el misticismo y numerosos símbolos que dejan al espectador un camino libre para especular acerca de la intención o no de tratar otros temas que nada están relacionados con el argumento de la obra, pero que obsesionaban a Kubrick de tal manera que quiso contar al espectador su preocupación por ellos lanzando un mensaje que abriese un debate. Fuese o no ésta la intención del director, el film se ha convertido con el paso de los años en una obra admirable por todos los que integran el sector audiovisual y concretamente el cinematográfico, actuando como un punto de inflexión en la manera de hacer y contar historias con la cámara.