domingo, 26 de mayo de 2013

Crítica "La clase" (Entre les murs) Laurent Cantent

LA CLASE

TÍTULO ORIGINAL: Entre les murs
AÑO: 2008
DURACIÓN:128 min
PAÍS: Francia
DIRECTOR: Laurent Cantet
GUIÓN: François Bégaudeau, Robin Campillo, Laurent Canten
FOTOGRAFÍA: Pierre Milon
REPARTO: François Bégaudeau, Nassim Amrabt, Laura Baquela, Cherif Bounaïdja Rachedi, Juliette Demaille
GÉNERO: Drama, enseñanza, adolescencia

“LA LUCHA POR LA EDUCACIÓN”

La clase es una película inspirada en la novela “Entre les murs”, de François Bégaudeau, que a su vez es protagonista de este film, que describe el desarrollo de un año escolar en un aula donde distintos adolescentes conviven con sus profesores diariamente, centrándose en su relación con el profesor al que “interpreta” François Bégaudeau, y lo marcamos entre comillas porque éste es profesor en la vida real, de hecho, la mayoría de experiencias que ocurren en su novela y que vemos reflejadas en la película, ocurrieron en la vida real, se trata de experiencias reales de François en su experiencia como profesor. Aunque alguna que otra escena añadida de la película no sucedió en la realidad, como por ejemplo la de la agresión que protagoniza uno de los alumnos.

François Bégaudeau, aparte de su vida activa como profesor, dedica su tiempo a la escritura, ha publicado varias novelas y ejerce la crítica cinematográfica en Cahiers du cinema. Su novela “Entre les murs”, que inspira la película, es su tercera novela, publicada en 2006 y premiada con el Prix France Culture.



            La película ante todo es la crónica del día a día en una clase, un grupo de adolescentes de entre 14 y 15 años que trabajan entre cuatro paredes durante un años escolar, mezclando tanto momentos de gracia como de mezquindad. Su profesor de lengua, al que da vida François, intenta hacerles partícipes a todos, sin realzar a unos y menospreciar a otros, procurando sacar lo mejor de cada uno de sus alumnos y luchando por conseguir un ambiente de estudio divertido e inteligente.

             Laurent Cantet, el director del film, es hijo de profesores de instituto, y ya desde sus primeros cortometrajes analizaba temas de gran profundidad social como la lucha de clases o los conflictos familiares.

            Los adolescentes que dan vida al alumnado de la clase de François, también son estudiantes de instituto en la vida real. Un grupo de adolescentes a los que Lauent Cantet fichó y tras un año de ensayos y preparativos comenzó a rodar. Jóvenes de origen Subsahariano, chino, francés y magrebí que trabajaron en un taller de arte dramático junto a sus profesores y padres durante la preparación de la película, ganadora de la Palma de Oro en el festival de Cannes.

            El film se acerca mucho al estilo documental, tanto en la narrativa como en la técnica, y quizás sea reflejo de la naturalidad que aportan las escenas y los propias actores, al ejercer sus roles tal y como lo hacen en la vida real, y es que las fronteras entre la ficción y la realidad están cada vez menos claras. El cine con su empeño de acercarse a la realidad formula mediante historias construidas con imágenes, una serie de preguntas que se plantea la sociedad, sin intención de dar respuesta, sino de acercar los temas a la sociedad y hacer a los espectadores participes de discusiones actuales sobre diferentes problemas sociales actuales que suceden en la vida real.



            La diversidad cultural que presenta una clase como la del filme, hace a los alumnos ser personas más abiertas y tolerantes ante el problema del racismo, sin embargo, esta convivencia de adolescentes de distintas nacionalidades en los institutos puede derivar en problemas de entendimiento de otras culturas y costumbres. Este tipo de malentendidos culturales se viven en la mayoría de las escenas de la película, actuando François como mediador, haciendo entender a los alumnos que el entendimiento debe ser mutuo para no llegar a situaciones conflictivas.

            El reparto artístico que Laurent Cantet no ha podido ser mas acertado, pues queriendo realizar un producto de ficción que se acerque y plantee situaciones que se dan en la vida real, quien mejor que los propios alumnos y profesores que viven estas situaciones día a día. Aunque la etapa de la adolescencia en general es difícil, supongo que usarla en el cine debe ser aún más difícil, y más aún cuando se trata de un alumno al que le dicen que en su instituto se va a rodar una película y que quieren que sean ellos mismo los actores, y no ha sido por vocación propia, pero creo que no ha podido dar mejor resultado. El año de preparación que Laurent ha tenido por delante con estos alumnos a conseguido sacar la mejor faceta interpretativa de ellos sin perder esa naturalidad que se puede a veces palpar en el filme.

            Lo mismo ocurre con François Bégaudeau, un profesor en la vida real, el cual durante el rodaje del film toma a esos inexpertos actores como sus alumnos reales, a los que transmite su filosofía del aprendizaje, nadie es mejor que el que está a su lado, cada uno tiene un don para algo, y el camino para encontrar eso que se nos da bien es el aprendizaje y la educación.

            Todo esto hace que el filme goce de esa frescura y naturalidad de la que hablábamos al comienzo de esta crítica, y que proviene de las actuaciones de estos actores amateurs, que nos transportan al interior del aula con ellos, haciendo partícipe al espectador de esa crónica, de tal manera, que a la mitad de la película pareciera que son compañeros nuestros de clase, y François nuestro profesor más apreciado.

            Los aspectos técnicos aportan a la película gran parte de esta característica documental que posee. Una iluminación neutra, sin grandes contrastes ni diferencias tonales, predominando el blanco. La iluminación de las clases reales de instituto en el interior de las aulas suele ser una luz blanca, procedente de los tubos fluorescentes, que dan neutralidad a un espacio, iluminando todo por igual sin resaltar unas zonas más que otras; pues así es en la película, un cuadro de luz que se asemeja bastante a esta luz neutra de las aulas reales, y que es un factor importante que ayuda a trasladarnos al interior del aula, transmitiéndonos realidad y naturalidad. Sin embargo, existen un par de escenas en las que la iluminación es un poco diferente, cambiando la tonalidad para justificar la luz de un atardecer, como por ejemplo cuando François se reúnen con los padres para evaluar el comportamiento de sus hijos; o cuando se dan las reuniones entre profesores, también predomina una luz más cálida. En definitiva, la película no destaca por su fotografía, pero es un aspecto justificado que aporta la realidad que el director buscaba.



            A lo largo del filme apreciamos constantemente el uso de la elipsis. Un uso más que justificado para poder resumir un curso escolar completo, sin embargo estos saltos de tiempo están organizados y no rompen en ningún momento con la continuidad de la película y con su narrativa.

            Una desventaja, que afecta a la mayoría de las películas de habla no española  y que en esta hace gran mella, es el doblaje. Para los que hemos visto la película doblada al español, enseguida nos damos cuenta de lo mucho que pierde tanto en intencionalidad, como en la esencia del filme. Esto resta bastante naturalidad y frescura de la que hablábamos antes. Sin embargo esto solo ocurrirá en los países donde aún se doblen las películas. La clase es un filme que hay que visionar en versión original para que podamos percibir por completo esa intención documental que Laurent quiere transmitirnos.

            Tres personajes adolescentes destacan con su actitud de todos los demás que componen la clase. Suleymane, un adolescente que se esconde en sí mismo, creándose una coraza contra todos los demás, siempre toma una actitud defensiva y que no le gusta relacionarse. Es un personaje que tiene una evolución ascendente en la película, pareciendo al comienzo uno más entre los adolescentes, convirtiéndose a medida que avanza la película en el centro de la historia familiar que se presenta.  Hacia el final del filme, Suleymane protagoniza una escena por la que es expulsado y, tal vez, deba regresar sin desearlo a su país de origen, Malí. Suleymane representa como influyen las dificultades familiares en el aprendizaje y la educación de un adolescente en el instituto.



Otro personaje importante es el chico que llega a mitad de curso, el cual personifica las dificultades de adaptación, por diferencia cultural y por mantener ideas, hábitos y costumbres diferentes. Dichas diferencias provocan el conflicto con Suleymanede en un momento del filme.



El tercer adolescente es la chica que se acerca a final de curso a François y le dice que no ha aprendido nada y que no quiere estudiar. Ésta adolescente puede generar varias opiniones. Por un lado, puede parecer la adolescente que no tiene interés en seguir estudiando, no le encuentra sentido al aprendizaje y no le encuentra utilidad a todo lo que en el instituto se aprende. Por otro lado, esta adolescente puede seguir en la línea de representar como afectan los problemas familiares a la educación de los adolescentes. Puede entenderse, por la gesticulación y la expresión de la adolescente, que lo que dice va en contra de su voluntad, es decir, que en su familia pudiera pretender cesar los estudios de su hija para que ésta se ponga a trabajar, por lo que la convencen de lo que tiene que decir a su profesor para que no se asombre cuando deje el instituto para ponerse a trabajar.



            La clase es una lucha entre los muros del lenguaje institucional y del lenguaje inmaduro de los jóvenes. Ambos están hechos de costumbrismos y ésta crónica nos enseña que sólo mediante el diálogo y el entendimiento y respeto entre ambos muros del lenguaje, se consigue transmitir de una manera inteligente y eficaz los conocimientos de un profesor a un grupo de adolescentes que se encuentran perdidos en una de las etapas más cruciales de la vida.

            Ésta película también nos muestra la lucha de un profesor por la educación de sus alumno, cuando el resto de profesores parece tener asuntos más importantes que la educación de sus alumnos, como en una escena concreta del filme, donde se encuentran reunidos los profesores evaluando la actitud de cada alumno, y de repente el precio de la maquina del café de la sala de profesores se vuelve más importante y tiene más prioridad ante la solución, que la propia educación de los alumnos. Esto es un tema que puede asustar y parecer arrogante por parte de un profesor, pero la realidad es así. Sin embargo, François no deja en ningún momento de luchar por que sus alumnos aprendan, ya que quiere lo mejor para ellos, que será también lo mejor para él. 


            

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